Escritores urbanos en busca de una ciudad
septiembre 23, 2008
La literatura urbana colombiana, si tal hay, no es una, sino dos: la que mira con entusiasmo y ve en los muros de la ciudad dormida la esperanza del desarrollo (aquí podemos encontrar a todos los emuladores de Paul Auster, los Murakamis, las Ángeles Mastreticas de Colombia), y la que sabe que ese proyecto fracasó, que no sirvió, que la ruina moral del hombre es precisamente esa entidad urbana donde enterramos hace mucho la tranquilidad, el corazón y los recuerdos.
¿A quiénes hay que reseñar? A aquellos con los que se quede menos mal. En la serie que empieza me sitúo en los predios de tres nombres que escogí para quedar menos mal, y para hacerle la reseña a la literatura urbana de Colombia, asociada a tres décadas, 70s, 80s, 90s, del siglo XX.
Pero un cadáver que revive cada día en el conciliábulo de sus lectores menores de veinte años.
¿Ya adivinaron?
Angelitos empantanados, de A. C.
Sin remedio, de A. C.
Angosta, de H. A. F.
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