Indagaciones sobre el destino: el vuelo 011 de Avianca (1)

julio 02, 2012




El Avianca 747  

En la madrugada del 27 de noviembre de 1983 el vuelo 011 de Avianca, Boeing 747, tipo Jumbo, que cubría la ruta París-Madrid-Bogotá se estrelló contra tres colinas antes de pulverizarse en un giro acrobático en la llanura aledaña al pueblo Mejorada del campo, España. En el accidente falleció toda la tripulación y un total de 180 de los 191 pasajeros que viajaban. Hubo 11 sobrevivientes. El estudio de la Agencia Aérea española estableció que todos los sobrevivientes iban sentados sobre partes donde hubo roturas estructurales de la nave a causa de los tres impactos, y que en consecuencia sobrevivieron al ser despedidos en algunos casos junto con su silla fuera de la aeronave. Sólo dos sobrevivientes salieron de los restos del aparato por sus propios medios. También se estableció que el 35% de los fallecidos murió a causa del incendio, el 30% de politraumatismo y el resto por ambos factores y gases tóxicos. El incendio tardó 4 horas en ser sofocado por los cuerpos de auxilio que se retardaron en llegar al sitio por ser una zona rural con pocas vías de acceso. Entre los muertos se contaron un grupo de 23 suecos (entre ellos cinco parejas que acudían a Colombia a recoger niños recién adoptados) y una expedición de italianos cuyo objetivo era Machu-Pichu. También falleció la pianista catalana Rosa Sabater que iba a una gira de recitales en Colombia. Había 40 colombianos, incluidos 23 miembros de la tripulación. Veintitrés italianos. Doce alemanes. Ocho ciudadanos franceses. Seis británicos. Cuatro españoles. Tres israelíes. Una venezolana. Un noruego. Un chileno. El hecho constituyó una tragedia luctuosa  para los anales de la literatura latinoamericana porque a bordo viajaban también un uruguayo, una argentina, un mexicano y un peruano, escritores todos: el novelista Manuel Scorza (Perú), el escritor satírico Jorge Ibargüengoitia (México) y la pareja de críticos (también escritores) Ángel Rama (Uruguay) y Marta Traba (Colombo-Argentina) quienes se dirigían al Congreso de Culturas Hispánicas organizado por el gobierno del entonces presidente de Colombia Belisario Betancur en Bogotá.
Este ensayo tiene un fin especulativo y es contestar a las siguientes preguntas: ¿Qué es el destino? ¿Hay destino? ¿Qué ocurre con los desastres y las tragedias colectivas cuando un número amplio de personas parecen tener todos el mismo destino?


El accidente. Los sobrevivientes

Entre los once sobrevivientes del vuelo 011 de avianca (Boeing 747  HK- 2910-X) se encontraba la familia Neger (Patrick, francés, su esposa Elizabeth, colombiana, y sus dos hijos, Katty y Ludovic que venían en una sección situada ante la puerta de emergencia donde empezaba el ala derecha del Jumbo). También sobrevivió un bebé de apellido Billitis que fue hallado por Patrick Neger entre los restos chisporroteantes, pero no sobrevivieron los padres del niño. Sobrevivió también Carmen Navas de Garlich (venezolana, por entonces 31 años) que venía en la parte trasera de la nave y la niña francesa (4 años) Beatriz Boniol, la argentina Palma Vergara (34 años) y su hijo Diego Pocca (8 años) y el alemán Peter Steinman (45 años). Un joven de 30 años sobrevivió al golpe pero falleció luego de 15 días en el hospital de Madrid. El caso sorprendente de aquel accidente fue el del ingeniero eléctrico colombiano Hugo Bernal que después de una minuciosa revisión médica fue dado de alta el mismo día de la tragedia, porque no sufrió ni un rasguño (lo que él atribuyó a la determinación de Dios y a sus rezos antes de emprender un viaje). Por su testimonio, recogido por el periodista colombiano Heriberto Fiorillo tenemos noticias de primera mano de los últimos momentos que vivieron los pasajeros del Boeing 747 de Avianca y algunos datos relevantes para confirmar o refutar las hipótesis de la comisión de investigación de accidentes de España sobre las causas que condujeron a este desastre: el ingeniero electrónico Hugo Bernal venía dialogando (en la silla 47F, sección de no fumadores) con un español, cuando los sorprendió el accidente. Un minuto después se encontró colgando cabeza abajo en medio de un montón de chatarra chisporroteante, apenas sostenido por el cinturón de seguridad que lo mantuvo atado a su silla. Bernal desabrochó el cinturón y empezó a patear la ventanilla y por entre las bocanadas del incendio vio entonces a Elizabeth Neger y pidió su ayuda. Ambos lograron retirar la ventanilla y así logró Bernal salir caminando ileso del único trozo entero del avión que quedó luego de que la nave diera el giro sobre su trompa y quedara con el tren de aterrizaje mirando hacia el cielo. Lo último que recordaba Hugo Bernal de los instantes previos al accidente fue oír el altavoz  con el anuncio de aproximación al aeropuerto de Barajas, las instrucciones de seguridad de marras a los pasajeros y un saludo de parte del capitán Tulio Hernández por haber elegido viajar en Avianca, la segunda aerolínea más antigua del mundo. Recordaba que el avión descendió vertiginosamente provocando el consiguiente vacío estomacal que advierten todos los pasajeros en la aproximación. Era la 1:06 de la madrugada. Fue entonces cuando ocurrió el primer impacto de los tres que tendría el Boeing 747 antes de pulverizarse en un sitio conocido como Balcones de Mejorada del campo, a cuarenta y cinco segundos de vuelo de la pista de aterrizaje del aeropuerto de Barajas. El golpe que sintió Hugo Bernal fue en el ala derecha del Boeing. Dijo que alcanzó a ver por la ventanilla que había fuego en el ala. Dato que confirmó Elizabeth Neger antes de abrazar a sus dos hijos contra la puerta de emergencia que al desprenderse expulsaría a toda la familia Neger fuera del avión y los dejaría a resguardo del incendio. El informe técnico de la comisión de investigación de accidentes confirmó que el primer golpe había sido contra un árbol que fue cortado por la mitad y roturó uno de los motores: “Impactó la turbina numero 4, dejando allí la carena inferior y parte de la caja de accesorios del motor. La punta del plano derecho colisionó con un árbol de unos cuatro a cinco metros de altura, cortándolo aproximadamente por el tercio superior, rompiendo parte del alerón exterior derecho y punta de plano”. Hugo Bernal recordó también que después del primer golpe se oyó el altavoz de la cabina, pero no recordaba el contenido de la comunicación, o si hubo alguna por parte de la tripulación. Tres segundos después Hugo Bernal sintió una segunda sacudida. Carmen Navas dijo que tras el segundo golpe creyó que el avión había logrado aterrizar porque el golpe fue esta vez por debajo como se siente normalmente el tren de aterrizaje al contacto con la pista. El informe técnico de la comisión precisó que el golpe en la segunda loma (a doscientos cuarenta metros del primer impacto) comprometió el tren de aterrizaje, de ahí que la señora venezolana haya imaginado erróneamente que el avión había logrado aterrizar. Bernal dijo que por el contrario, tras el segundo golpe, el avión tomó más velocidad como si tratara de despegar. El informe técnico confirmó esa aceleración que percibió Bernal y la explicó como un intento fallido de la tripulación de elevar el vuelo del Jumbo después de desatender la alarma automática que advertía estar cerca a tierra. Seis segundos después, a ochocientos metros del segundo golpe, entre Mejorada del campo y Barajas el avión se estrelló dando un giro aparatoso sobre su nariz, en el sentido inverso del reloj, para caer de morro, partiéndose en cuatro pedazos y quedándole una sola parte íntegra: la que encontrarían los cuerpo de socorro y los fotógrafos con un tren de aterrizaje mirando hacia el cielo.

La transcripción del CVR (caja negra) con la última media hora de diálogos no permite establecer mayor información porque los pilotos sólo mantuvieron activo uno de los cuatro sistemas registradores de voces de cabina: el que recogía el sonido ambiente. Por esa transcripción somera, apenas puede advertirse la activación de los sistemas de alarma que acusaba la proximidad de tierra cuando descendieron de los 1000 pies de altura, las coordenadas erróneas que da el primer oficial Eduardo Ramírez sobre la posición equivocada del avión y una sucesión de sonidos sin diálogos en los que se establece que la tripulación nunca supo que estaban prontos a estrellarse y desconfiaban de la veracidad del altímetro y que murieron sin saber que estaban desviados peligrosamente de la pista de Barajas. También puede esclarecerse que el controlador aéreo tampoco sabía la posición del avión, porque de haber comprobado las falsas coordenadas su deber habría sido advertir y dar instrucciones precisas al piloto para que corrigiera el rumbo, lo que no hizo.
Los últimos momentos del vuelo 011 en la cabina del capitán Tulio Hernández, su primer oficial Eduardo Ramírez y los ingenieron Daniel Zota y Juan Laverde se vivieron así:

00: 03:50
(Torre de control)
-Barajas, Torre, buenas noches el Avianca 11
00: 03:52
(Cabina)
-Bocina de desconexión piloto automático
00: 03:53
(Torre de control)
-Avianca cero, uno, uno, buenas noches, autorizado aterrizar, pista tres tres, el viento uno ocho cero, cero cinco.
00:04:02
(Torre de control)
-Uno, ocho, cero, cero cinco.
En adelante y hasta el desastre, dos minutos después, no se volvió a establecer ningún nuevo contacto entre la torre de control y la cabina. Los siguientes sonidos corresponden al último minuto y a los sonidos del sistema de alarmas que se activaron ante la inminencia del contacto con la tierra y de fondo las voces del comandante Tulio Hernández, el copiloto y el primer oficial, los miembros de tripulación en cabina:
00:04:04
(Cabina)
-Flaps Ten.
-Ten.
-Cabin sings, por favor.
-Vale.
-Ahí le puse el NLS, comandante, le quito o le dejo preparado...
-Ah!
-Pendiente, le puse el NLS.
-Si, está bien.
-Sí.
-Okey.
-Está bien.
-Hasta que no le enganche, él obedece al heading.
-Cierto, sí claro.
-Vamos a poner esto allá, espere.
-Está enganchado.
-Vale.
-En las ADF están los marcadores?
-Que se reversan el uno y el dos, ¿no?
-Que el dos y el tres.
-Flaps twenty.
-Twenty.
-El localizador parece que si está, está mal, espero.
00:06:05
(Sistema de alarma en mayúsculas.)
TERRAIN.
TERRAIN.
WHOOP.
WHOOP.
PULL UP.
TERRAIN.
-Bueno, bueno.
WHOOP.
WHOOP.
PULL UP.
WHOOP.
WHOOP.
PULL UP.
WHOOP.
-Bueno.
(Bocina de desconexión Piloto automatico)
WHOOP.
PULL UP.
-Ochocientos.
TERRAIN.
-¿Qué dice el terreno, comander?
00:05:19
(Primer impacto. Pitidos de avión de Spoilers fuera, con avance de aceleradores)
00:06:22
Segundo impacto.
00:06:24
-A ver, A-P-A.
00:06:27
-Comandan…

La investigación de la comisión de accidentes determinó que el mismo ocurrió por un error cometido por la tripulación al no seguir las indicaciones de la carta de aproximación dada a la torre de control y al descender por debajo de los niveles mínimos para el terreno que sobrevolaban, chocando contra las tres colinas sucesivamente.

En los asientos 39, 40 y 41 viajaban Manuel Scorza, Angel Rama y Marta Traba. De Jorge Ibargüengoitia no ha podido establecerse el número de asiento. ¿Cómo llegaron allí? ¿Cómo encontraron este destino compartido?
(Continúa)

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Maneki-Neco

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