Blaise Cendrars, y el poema más triste del mundo
julio 09, 2010
El poema más triste del mundo no es de Cendrars; lo recogió en La mano cortada, pero pertenecía al cancionero de soldados de 1848. Se coreaba en el frente holandés durante la primera guerra mundial. Una noche en la granja de Navarín (, en Holanda, donde perdería el brazo) un grupo de soldados de la legión extranjera empezó a corear el poema. Cendrars que estaba atento como siempre pero borracho como de costumbre, levantó la cabeza de la barra, en el bar de una taberna donde todos tomaban hasta caer al suelo, y al vuelo capturó una sola estrofa, la única que nos ha quedado. Todos la conocían como la Canción del pobre hombre, y aunque era mucho más larga, Cendrars nunca encontró un soldado que pudiera cantarla completa. No importa. Incluyó lo que se alojó en su memoria y la insertó en ese libro tenebroso que es La mano cortada.
Tal vez Cendrars, maestro de la digresión, sabía mejor que nadie que lo inacabado es la expresión máxima.
Cito de memoria:
Erase un pobre hombre
En su pobre casa
Follando con su pobre mujer
De una pobre manera
Sobre una pobre cama
Con su pobre herramienta
Le hizo un pobre hijo
Que vivió pobremente
Si este poema no contiene toda la mezquindad del capitalismo salvaje, no existe la poesía.
Tal vez Cendrars, maestro de la digresión, sabía mejor que nadie que lo inacabado es la expresión máxima.
Cito de memoria:
Erase un pobre hombre
En su pobre casa
Follando con su pobre mujer
De una pobre manera
Sobre una pobre cama
Con su pobre herramienta
Le hizo un pobre hijo
Que vivió pobremente
Si este poema no contiene toda la mezquindad del capitalismo salvaje, no existe la poesía.
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