Manual de historia tartufa

enero 27, 2009

Biografía del Caribe es una crónica novelada en que la línea de tiempo abarca cinco siglos, los personajes pasan la centena, la técnica es una aparente contradicción (la primera persona omnisciente), y el lenguaje por eficacia y raigambre supera al de cualquiera de los que ahora se hacen pasar por novelistas. La primera persona omnisciente es la suma entre el Dios literario que todo lo sabe (el omnisciente) y el yo atorrante, el yo que irrumpe, el yo que profesa. La voz de este libro es la que mejor servicio le presta a la crónica. La voz que irrumpe, que señala paradojas, que encuentra la relación entre dos situaciones opuestas que nadie había puesto juntas. 

Arciniegas es un novelista menospreciado en Colombia porque trabajaba con la verdad. Pero toda verdad histórica que nos llega con más de un siglo de retraso sigue siendo ficción.

La historia en esencia es la certificación de la ficción. Si un historiador lo comprendiera, pondría de su parte a la literatura para narrar mejor. Pero los historiadores son brutos, porque desconfían de la literatura. Y a la literatura ni le va ni le viene la historia, porque la literatura sabe que es mentira y se aprovecha de ello para certificar mejor las verdades. 

La salida decorosa que le queda por asumir a la historia tras la derrota aplastante de la literatura seria un poco de dignidad y abandonar el pretérito. Pero la historia es masoquista por excelencia y le faltan siglos para aceptar que la literatura seducía por eso: por contar mejor el pasado y ser capaz de generar fervor.

Arciniegas sabia en el fondo que la historia no es la verdad porque es inverificable. POr eso volvió a contar la historia del Caribe como lo que es: un relato de aventuras que aveces es biografía, a veces escritura pública, a veces diario de viaje, a veces teorema y con todo un cuento de viajes formidable.

El libro cuenta cosas tan impresionantes como la historia del perro de Balboa y de los escoceses que vinieron a fundar una aldea en el Darién y los arrasaron las garrapatas en sus barbas rojas.  Abarca cuatro partes que se corresponden con la periodicidad colonial del mar Caribe desde el siglo XVI hasta el XIX cuando son expulsados los Europeos y empieza la historia republicana. Pero la Biografía del Caribe no es la biografía del mar de los sargazos. Es la historia de quienes lo atravesaron. Es la historia de un almirante genovés que descubrió un continente sin saberlo y que murió en la pobreza, suplicándole a un rey que lo dejara movilizarse en mula para mitigar sus dolencias. Es la historia de Bastidas, un deudor moroso que se lanza al mar como el mejor modo de escapar a sus deudas. Es la historia de Cortés, el mujeriego. De Pizarro, el porquero. De un Quesada desquiciado que murió a los 80 años buscando quimeras. Es el retrato de la familia real ausburguesa, enmendando guerras con matrimonios, de la familia real borbónica que dejó hundir a un imperio servido en la palma de la mano, de la casa real holandesa y sus guerras contra todo el mundo, de la casa real portuguesa, de la casa real inglesa, de la prusiana, de la danesa, de los judío marranos, de los luteranos infieles, de los nuevos cristianos viles, de los papistas cobardes, de los frailes ignorantes, de los perros protestantes, del Pirata Francis Drake que inspiró el Gargantúa de Rabelais, del poeta ilustro Walter Raleigh que inspiró a Shakespeare, del bucanero Dampier, de cuyo amigo dedujo Defoe su Robinson Crusoe, del compa Culet que se rebeló contra la corona y se vistió como los negros para hacer batallar a los africanos esclavizados, de Patterson, el escocés que vio lo que Colombia no quiso ver: para qué sirve el Darién. Es la magnifica historia de la fundación de Nueva York con su batalla en la calle de la barricada: Wall Street. Es la historia fabulosa de un puteadero llamado Nueva Orléans, la venta de Louissiana, de los filibusteros acantonados en San Andrés y Providencia. La verdadera historia de los piratas del Caribe, sin Jonnhy Depp y con el verdadero Barba Negra al mando de una carabela. Miranda y sus coqueteos con Catalina de Rusia. Napoleón y la viuda y mulata Josefina. Bolívar y su traición a Miranda. Las independencias implacables y las reconquistas sangrientas.

La crónica empieza en Santo Domingo y termina en el canal de Panamá tomado por los marines. Antes de despedirse, Arciniegas hace una apología de la democracia, como si el mundo estuviera hecho para que la gente disfrutara una vida en libertad. El autor ha terminado el libro en 1944, antes de las dictaduras militares. Europa vuelve a la guerra. España está a cuatro patas gimiendo con la bota de Franco en la cara de Lorca. América Latina gobernada por tiranuelos. Faltan ocho años para el Bogotazo. Seis para la revolución cubana. Treinta para la dictadura chilena. Cuarenta para la junta militar en Argentina. Setenta para Uribe. Y nadie imaginaba la Venezuela de Chávez. 

En mi concepto, falta un capítulo.

Pero siempre hace falta ese capítulo.

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Maneki-Neco

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